El Blog de Gerard Garcia-Gassull

Emigración tributaria

Hemos podido observar recientemente varios supuestos de deslocalización de empresas y profesionales. Podemos denominar a este fenómeno de deslocalización de actividades por motivos fiscales como la emigración tributaria de nuestras compañías. 



Uno de los motivos principales de esta deslocalización radica en la fiscalidad que tienen que soportar dichas empresas en nuestro país. Todo ello, está sucediendo en un entorno en el que el endeudamiento de las administraciones públicas ha pasado del 37% del PIB en 2007 al 99% del PIB en 2015.

Esto, supone que cuando una Compañía española muda su centro de actividades a un país como Andorra, Irlanda, Malta o Chipre la fiscalidad cae del 28% (2015) al 12,5% en los casos de Irlanda y Chipre, al 5% en el de Malta y al 10% en Andorra. 

La deslocalización para ser efectiva requiere de un verdadero movimiento de actividades, generando las correspondientes contrataciones en el país de destino, tanto laborales como mercantiles.

Nos encontramos ante una prueba irrefutable de que los gestores de nuestras administraciones públicas deben aceptar lo que significa pertenecer a un mundo competitivo, en el cual quienes compiten no son solo las empresas sino también los países. 

Un desarrollo desmesurado del gasto corriente de un país comporta un incremento de la presión fiscal. Ese incremento repercute sobre los ciudadanos.  Es un profundo error creer que tanto los ciudadanos como las empresas no tomarán decisiones sobre qué es aquello que más les conviene. 

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